Víctor Pavón
Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.
Días atrás el sector eléctrico del país administrado por la estatal Administración Nacional de Electricidad (ANDE) fue presa de sus propias limitaciones con cortes generalizados en el suministro de energía.
La denuncia provino de todas partes. Los usuarios en los hogares, hospitales, supermercados, shoppings, centros de estudios o negocios en general tuvieron que disponer de sus propios generadores (los que pueden contar) para tratar de solucionar problemas que no son de ahora sino de décadas de estancamiento en las reformas que se deben llevar a cabo.
Los recursos naturales con los que cuenta el país con sus ríos caudalosos para generar energía eléctrica, sin embargo, están siendo desperdiciados a la fecha. El atraso en las reformas en este sector es de más de cuarenta años. Esto es un problema mayúsculo, no solo para lo que hoy sucede sino también para lo que bien sucederá muy pronto en el futuro de no hacerse las transformaciones que se necesitan y con urgencia.
Para entender lo que ocurre, es preciso subrayar que el error más grande que se viene cometiendo desde hace décadas está en considerar que el sector eléctrico nacional está relacionado de modo directo con lo que pasa con la ANDE, como si fuera esta empresa estatal la única que podría movilizar las inversiones y el impacto sobre los bienes, servicios, comercio e industria en el territorio nacional. Este error ha sido y sigue siendo una catástrofe de tal magnitud que a la fecha (2024) no se encuentra garantizado el suministro y las tarifas en beneficio de la población.
Estamos perdiendo oportunidades. Se ven igualmente comprometidos seriamente otros tipos de proyectos energéticos como por ejemplo la explotación y el uso del gas natural que, por cierto, es otra muestra de la desidia y la falta de visión de nuestros gobernantes para lo que ya está ocurriendo a nivel mundial. Todas las economías, desarrolladas o no, requieren de cada vez más fuentes de energía y ¡nosotros aquí en Paraguay las tenemos y en abundancia!
Nuestro territorio está ubicado en un lugar estratégico en la región. Podemos convertirnos en el centro de sistemas energéticos y mercados de Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia. Exportar energía eléctrica y gas a estos mercados significarán millones de dólares en divisas de modo directo e indirecto de fuerte impacto positivo en puestos de trabajo y mejoras tanto en infraestructura vial como de negocios que surgirán de efectos multiplicadores.
Pero todo lo que se podría hacer y que es mucho más de lo que los burócratas y técnicos estatistas imaginan solo con la ANDE, no será viable. La realidad económica es que se requieren de inversiones multimillonarias muy por arriba de lo que la mencionada empresa estatal puede hacer dado que solo lo puede lograr cargando con más deudas, impuestos y aumentos de las tarifas; todos pagados por los contribuyentes.
Los gobiernos no pueden seguir endeudándose o seguir haciendo obras y mejoras en el sector eléctrico porque todo ello lo puede hacer y mejor el sector privado como de hecho, lo hace de un modo u otro la ANDE porque todo el dinero que dispone proviene de las personas, las familias y las empresas.
Las inversiones, mejoras, conexiones, mantenimiento y demás solo lo puede hacer el sector privado. ¿Por qué cargar todo ello sobre las espaldas de los contribuyentes a través del Estado si todo ello se puede hacer sin tener que afectar el ahorro?
Las grandes inversiones requeridas son factibles de llevar a cabo. Y no solo en términos económicos, sino también preservando el medio ambiente cumpliendo con los requisitos de protección de la naturaleza. El retorno de capitales debido a la rentabilidad del negocio en la generación, distribución y comercialización eléctrica (agrego al gas para no olvidarnos) tendrá un formidable efecto multiplicador sobre la economía nacional.
Hoy la ANDE atribuye los problemas que tiene - y que se los carga sobre los usuarios- a la falta de inversión y ajustes de la tarifa. La realidad es que ciertamente contamos con abundante generación de energía eléctrica, pero ello no significa quedarse a esperar que tengamos más problemas.
En el presente el consumo de energía eléctrica en el país ya equivale a la capacidad total de producción de Yacyreta. Debemos desmonopolizar el sector eléctrico para el ingreso del capital privado con reglas claras y predecibles, antes que sea tarde.